La Metamorfosis de la Maternidad
La metamorfosis de la maternidad
Básicamente, la metamorfosis de la maternidad va más allá de una simple transformación de cuerpo y mente de la mujer. Y es que claramente esta maravillosa etapa traerá consigo una serie de cambios que muchas veces no dimensionamos cuando nos enteramos de que seremos madres.
Pero la verdad es que esta experiencia es toda una aventura que te permitirá cambiar tu perspectiva de vida para mejor. Es normal que te sientas agobiada y que presentes pensamientos de incredulidad en este proceso. La capacidad infinita de adaptación y el amor que sientas por tus hijos serán los componentes perfectos para que disfrutes de la nueva y maravillosa vida que te espera.
Una transformación positiva que se vive con la metamorfosis de la maternidad
¿Has oído mencionar la frase popular “un hijo te cambia la vida”?, la metamorfosis de la maternidad, en principio, parte del esquema del cambio y la transformación. Y es que para muchas de nosotras la llegada de un bebé a nuestras vidas puede revolucionar todo lo que nos rodea. En principio, el lazo irrompible y la transferencia de amor entre la madre y su hijo se dan desde la gestación.
Sí, desde el momento mismo en que las células fetales se fusionan con los tejidos maternos. Ese particular intercambio de tejidos que la ciencia llama Microquimerismo fetal que se produce durante el embarazo puede permanecer, de cierto modo, para siempre. Esas células que transmite el bebé a la madre tienen una importante capacidad de renovación para el cuerpo de todas nosotras.
De hecho, estas células pueden regenerar tejidos, desaparecer dolores y reparar algún órgano interno e incluso pueden ralentizarnos el envejecimiento. Además, esta transferencia celular se produce a través de la lactancia y por medio de la segregación de hormonas que son capaces de cuidar el proceso de gestación.
Es evidente que en esta etapa en la que experimentamos cambios físicos y emocionales, la verdadera transformación la percibimos en el interior de nuestro ser. Es justo allí cuando emerge en nosotras el amor que nos acompañará por el resto de la vida.
Una transformación que va más allá de la ciencia
En este punto te puedo confesar que yo jamás volví a ser la misma desde que me convertí en madre. Aunque viví en un mundo de altibajo de emociones, mi corporalidad cambio mucho y tuve que someterme a nuevos hábitos alimenticios, la verdad es que lo disfrute mucho.
En principio, comprendí que debía cambiar mi estilo de vida, luego entendí que mi percepción del mundo ya no sería la misma. No solo tuve que experimentar un cambio físico que se da con la gestación y el Microquimerismo fetal, sino que empecé a experimentar en mí un renacer.
Claro está, no porque haya experimentado un duelo por la pérdida de alguien, sino por el hecho de que nació en mí una nueva mujer. Sí, nació una madre que ahora debe velar por sí misma y por otro ser maravilloso sin que esto implique que deba dejar de lado mi esencia como mujer.
Mil emociones a flor de piel
Claramente, desde una visión privilegiada puedo decirte que la metamorfosis de la maternidad se trata de una serie de cambios significativos y profundos que una mujer jamás vivirá bajo ninguna otra circunstancia. La aventura de ser madre te dejará un sentimiento de plenitud y felicidad, pero a la vez aflorarán en ti sentimientos de desconcierto y miedo.
Es muy normal sentirse como en un sube y baja de emociones. Y es que no hay nada más real que saber, desde ya, que nuestra perspectiva de vida en general cambiará. Los cambios en la dinámica familiar, en tu entorno laboral, tu vida social comenzarán a transformarse. Todo esto es una realidad por la que atravesamos todas las madres.
Aunque no estarás exenta de este revolucionario cambio, la verdad es que descubrirás una capacidad asombrosa de adaptación. Una vez que nazca tu bebé podrás experimentar por ti misma, como se despertarán más tus sentidos y cómo se multiplicará el amor que llevas dentro. Nacerán en ti cosas que jamás habías vivido y entenderá que es un cambio que valió la pena vivir.
El nacimiento de una madre
Es claro que cuando un bebé nace, también nace una madre. Esto quiere decir que como mujer experimentarás una nueva forma de identidad, la identidad materna. Sin duda, es una etapa de transformación que le brindará un nuevo significado a tu femineidad. Más allá de pensar en que perdiste tu independencia y tu esencia, debes saber que esta es una oportunidad para renacer.
Esta visión profunda te llevará a entender mejor los sentimientos y pensamientos que experimentarás en la transición. Y es que esa condición maternal que acaba de nacer te acompañará el resto de tu vida. Así como la esencia misma de ser mujer. Ese proceso genuino, valeroso y muy significativo será un camino por el que deberás transitar para aprender muchas cosas de la vida.
Una madre que recién nace puede tener muchos miedos, es normal. Pero no desesperes, disfruta el momento y sigue tu camino. Esta nueva etapa, desde mi opinión, traerá consigo todo lo necesario para afrontar cualquier obstáculo. Verás cómo nace en ti la valentía y el coraje que tanto necesitas.
Ser madres sin dejar de ser mujer
Evidentemente, en esta etapa de vida le darás paso a una mujer mucho más centrada, amorosa, tranquila y dedicada que enriqueció su vida con el regalo más importante del mundo, la dicha de ser madre. La metamorfosis de la maternidad parte del simple hecho de que toda mujer debe manejar, desde ahora, la idea de que será madre sin dejar de ser una mujer.
Recuerda que tener un hijo nunca será un sacrificio personal, sino todo lo contrario. Esa mala concepción debe cambiar. Desde mi perspectiva puedo decirte que sí se puede tener una buena rutina de autocuidados, desarrollar tu carrera, lograr metas y cumplir tu rol de madre.
Eso sí, solo ten en cuenta que ahora serás más madura, más amorosa, más determinada y con un sentido más amplio de la responsabilidad. Es esencial que sepas que ser madre no significa que debes dejar de lado el hecho de ser madre o persona. Es claro que, ser madre y hacerle frente a la crianza es todo un desafío, pero, sin duda, será un impulso para convertirte en mejor ser humano.
El nacimiento de tu bebé traerá muchos cambios en tu vida, esa etapa de transición por la que todas pasamos al convertirnos en madres no tiene por qué ser traumática. De hecho, es por mucho la etapa más bella que podrás experimentar en tu vida. Recuerda no ser tan dura contigo misma, ni tan exigente.
Ser madre es una decisión muy acertada no dudes nunca de ello. Y en caso de necesitar algún tipo de ayuda, búscala, siempre hay personas que estarán dispuestas a ayudarte en todo.